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Bárbara Fredrickson y Antonio Damasio: coincidencias y divergencias inadvertidas (página 2)




Enviado por leopoldo Ferrer



Partes: 1, 2

Este nuevo planteamiento, según el cual, las
emociones positivas amplían los repertorios cognitivos y
conductuales porque revierten los marcadores somáticos
negativos, se denomina: "Hipótesis de la Inhibición
Apetitiva del Marcador Somático Negativo".

Adicionalmente, las emociones positivas podrían
potenciar directamente los marcadores somáticos positivos.
También podrían despertar las asociaciones o
recuerdos referidos a consecuencias favorables, contribuyendo a
evocar marcadores somáticos positivos en vez de negativos.
Esta es la "Hipótesis de la Potenciación Apetitiva
del Marcador Somático Positivo.

Estos dos nuevos planteamientos presentados en el
párrafo anterior, representan una integración entre
la hipótesis del Marcador Somático de Damasio
(1994), la Hipótesis de la reversibilidad de Fredrickson y
Brannigan (2000) y el Priming Motivacional de Lang (1995).
Tomemos en cuenta el hecho de que estos dos últimos
modelos llevan implícita la posibilidad de controla los
marcadores somáticos de Damasio mediante la
inducción de emociones de valencia contraria a estas
manifestaciones fisiológicas.

Ello implica que los marcadores somáticos
negativos pueden contrarrestarse mediante la inducción de
emociones positivas. En contraparte, los marcadores
somáticos positivos, que conducen a seleccionar acciones
inadecuadas para el individuo, pueden ser contrarrestados al
inducir emociones negativas.

La
búsqueda de nuevas emociones positivas que conduzcan a la
construcción de recursos personales

Hablemos ahora de la Hipótesis de la
"Potenciación Apetitiva del Marcador somático
Positivo". Una de sus posibles finalidades es impulsar
investigaciones que respondan a las inquietudes de Fredrickson y
Branigan (2000). Estas autoras proponen la necesidad de
identificar nuevas emociones positivas, que amplíen los
repertorios e impulsen la construcción de recursos
personales generando un espiral ascendente de
bienestar.

Pero, dependiendo de la conducta que esté siendo
inhibida y de las diferencias individuales, las diversas
emociones positivas específicas podrían producir
diferentes efectos. Si retomamos nuevamente el ejemplo del
cliente del restaurante, tal vez la calma sea las más
adecuada para disminuir los marcadores somáticos negativos
que llevan al individuo a desechar la conducta de ordenar un
alimento sano, pero el optimismo podría generar resultados
diferentes.

Ferrer (2011) diseñó un procedimiento
denominado comprobación de reversibilidad. La finalidad
del mismo era identificar las emociones positivas más
adecuadas para modificar los parámetros
fisiológicos del distrés desencadenado al momento
de ejecutar tiros libres en el baloncesto.

Dentro de las respuestas fisiológicas reportadas
por los atletas se encontraron temblores en los miembros
inferiores o superiores, sensación de pérdida de la
fuerza o dolores producidos por causa del la situación
estresante. Estas fueron catalogadas como desagradables por parte
de la mayoría de los atletas (Ferrer, 2011).

Los resultados evidenciaron que cada emoción
positiva podía generar efectos diferentes en cada caso. En
un determinado atleta, unas emociones positivas producían
una merma importante dichas respuestas fisiológicas, otras
generaban una disminución moderada, en otros casos la
intensidad se mantenía e incluso, en pocas ocasiones, fue
posible encontrar una emoción positiva que aumentase
dichas respuestas fisiológicas desagradables. Igualmente,
el efecto de las diversas emociones positivas fue diferente al
comparar unos atletas con otros, la emoción que más
beneficiaba a un atleta, podía tener un efecto diferente
en otro de los sujetos (Ferrer, 2011).

En función de estos resultados, podríamos
anticipar que la selección adecuada de las emociones
positivas a inducir, pudiese ser un factor importante para
aumentar los repertorios de pensamientos y conductas e impulsar
la construcción de recursos personales.

Ahora bien, en respuesta a las inquietudes de
Fredrickson y Branigan (2000), podemos decir que: Ante la
presencia de una conducta adaptativa o beneficiosa para el
individuo, que esté siendo sustraída de los
repertorios conductuales debido al efecto disuasivo de un
marcador somático negativo, pueden identificarse
determinadas emociones positivas específicas, que posean
mayor efectividad para disminuir la intensidad de tales
marcadores somáticos desagradables. Dichas emociones
positivas serían las adecuadas para ampliar el repertorio
conductual de ese determinado individuo, impulsando la
construcción de recursos personales duraderos.

Las emociones
negativas podrían tener también la función
de mejorar las decisiones

Ahora bien, si la inhibición es mutua, las
emociones positivas no serían el único
antídoto terapéutico. Estas podrían revertir
los marcadores somáticos negativos que impiden la conducta
adecuada. Pero las negativas deberían tener la capacidad
de revertir el efecto persuasivo de los marcadores
somáticos positivos que impulsan a preseleccionar
conductas inadecuadas.

A esta hipótesis la podríamos denominar:
La Inhibición Aversiva del marcador Somático
Positivo "Inadecuado". La palabra inadecuado enfatiza en el hecho
de que se trata de un marcador somático positivo o
agradable que induce a realizar conductas
desadaptativas.

Evidentemente, la inducción de emociones
negativas debe tener la capacidad de producir o aumentar los
marcadores somáticos negativos, que lleven al sujeto a
desechar una conducta inadecuada. Esta sería la
hipótesis de la "Potenciación Aversiva del Marcador
Somático Negativo Adecuado". Según dicho
planteamiento, la identificación y potenciación de
aquellos marcadores somáticos negativos, que emergen
cuando el individuo representa en su mente una conducta
desadaptativa, puede disuadir al sujeto, conduciéndolo a
dejar de pensar en dicha conducta e impedir su
ejecución.

Estas hipótesis aquí mencionadas, se
encuentran implícitas en los planteamientos de Bechara
(2004). Este autor reporta que los sujetos con lesiones en el
sector ventro medial del lóbulo frontal derecho suelen
tomar decisiones inadecuadas en su vida real y también en
los estudios en los cuales se ha empleado mencionado el
procedimiento Iowa Gambling Task. Al encontrar que ello no ocurre
con personas lesionadas en el sector ventro medial izquierdo,
sugiere que tal diferencia puede ser explicada en base al hecho
de que el lado derecho se asocia al procesamiento de emociones
negativas y el izquierdo a las positivas.

En consecuencia, una baja en el funcionamiento del la
corteza prefrontal derecha debería producir una
insensibilidad ante las consecuencias negativas de la propia
conducta previamente imaginada. Si tomamos en cuenta la
inhibición mutua entre ambos tipos de emociones
(agradables y desagradables). Al desactivarse el sistema
aversivo, el apetitivo queda falto de control debido a que no
tiene una contraparte capaz de frenar su activación.
Entonces, la insensibilidad ante las consecuencias negativas se
acompaña de un incremento en la sensibilidad ante las
consecuencias positivas. Ello explicaría porque los
pacientes con lesiones en el sector ventro medial del
lóbulo frontal derecho toman malas decisiones (Bechara,
2004).

Cuando ellos están pensando en ejecutar una
acción perjudicial, ellos perciben las consecuencias
positivas de la alternativa representada en su mente, pero no las
negativas. Podríamos decir que se activan los marcadores
somáticos positivos, pero no los negativos (Bechara,
2004).

Los partidarios de la Hipótesis del Marcador
Somático, emplean estos planteamientos para explicar la
fármaco dependencia. Según ellos, una de las causas
de esta patología radica en un déficit en la
generación los marcadores somáticos. Las personas
que padecen esta enfermedad, usualmente no experimentan
marcadores somáticos negativos asociados a las
consecuencias desfavorables generadas por el consumo de drogas
(Bechara, 2004; Damasio y Bechara, 2005; Verdejo y Bechara, 2009;
Verdejo y col., 2007).

En una investigación realizada por
Fernández y col. (2011), se logró mejorar las
decisiones de una muestra de sujetos fármaco dependientes,
mediante la inducción de emociones negativas. Al realizar
el procedimiento denominado "Aiwa Gambling Task", se
evidenció que, aquellos a quienes se les indujo emociones
negativas, tomaron una menor cantidad de decisiones perjudiciales
a largo plazo y una mayor cantidad de elecciones capaces de
producir buenos resultados posteriores durante un juego de
apuestas simulado.

Si analizamos las opciones presentes en el experimento
"Aiwa Gambling Task", podríamos ver que es una
decisión dicotómica. Se trata de un juego simulado
de apuestas por computadoras donde se seleccionan cartas tratando
de ganar dinero. Hay un grupo de cartas beneficiosas y otro grupo
de cartas perjudiciales.

Las primeras generan resultados negativos a corto plazo
pero positivos a largo plazo. Es decir, al final del camino,
conducen a ganar mayor cantidad de dinero. El grupo de cartas
perjudiciales hace tener mayores ganancias inmediatas pero,
quienes continúan seleccionándolas ganan una menor
cantidad al final del camino. Durante el juego, los sujetos sanos
pueden aprender o no aprender a seleccionar las cartas que van
generando verdadera ganancia a largo plazo

Sea como sea, hay solo dos tipos de opciones: (a)
seleccionar las cartas adecuadas y (b) seleccionar las
inadecuadas. No existe una tercera alternativa y por lo tanto es
una decisión dicotómica. Debido a esto, aquellos
sujetos farmacodependientes mencionados en la
investigación de Fernández y col. (2011) no
necesitaban ser impulsados a seleccionar las cartas adecuadas,
solo necesitaban dejar de seleccionar las cartas perjudiciales.
Ello se logró mediante la inducción de emociones
negativas. Luego de esto, la elección de las cartas
beneficiosas estaba garantizada debido a la falta de opciones
adicionales: "Si no seleccionan un grupo de cartas, están
obligados a seleccionar las cartas del otro grupo".

En otro tipo de situaciones y con otro tipo de sujetos
(donde la toma de decisiones no sea dicotómica y los
sujetos no presenten lesiones en el sector ventro medial del
lóbulo frontal derecho), tal vez sea necesario impulsar al
individuo a seleccionar la alternativa adecuada. Ello
podría lograrse induciendo emociones positivas.

Conclusiones

Para concluir, el presente ensayo se destaca la idea de
que, de alguna u otra forma, la teoría de la
Ampliación-Contrucción y la Hipótesis del
Marcador Somático abordan un mismo fenómeno que
tienes dos caras: ampliación y
reducción.

Si aceptamos esta idea, debemos darnos cuenta de que el
reconocimiento de las coincidencias y discrepancias entre ambas
teorías, aunado a la creación de nuevos
planteamientos integradores, podría mejorar el
entendimiento de los procesos de ampliación y
reducción en los repertorios cognitivos y conductuales.
Gracias a ello, podrían surgir aportes importantes
para:

1.- La compresión y modificación de la
conducta humana.

2.- La comprensión del bienestar asociado a la
construcción de recursos personales generada por las
emociones positivas.

3.- La mejoría en la toma de decisiones mediante
la inducción de emociones, ya sean positivas o negativas,
que puedan revertir los marcadores somáticos causantes de
las decisiones perjudiciales.

4.- El descubrimiento de nuevas emociones positivas
capaces de generar el espiral ascendente de bienestar.

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Autor:

Leopoldo Ferrer

 

Partes: 1, 2
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